Para alejar la frustracion de nuestros espiritus

Mucha gente me escribe con un gran sentimiento de frustracion, diciendome -a proposito del conflicto mapuche- que es terrible ver tanto sufrimiento y no saber que hacer para ayudar. A ellos lo primero que les respondo es: 'Siempre hay algo que hacer; podemos buscar, podemos inventar, lo importante es no quedarnos de brasos cruzados esperando que otros tomen la iniciativa, porque no siempre habra otros en quien confiar! A un momento dado tendremos que tomar desiciones, ese momento no puede posponerse indefinidamente.'

Cada uno de nosotros tiene un potencial que debemos conocer y saber utilizar convenientemente. Me refiero a la lucidez que se necesita para entender lo que esta pasando a nuestro alrededor, a la inteligencia con que el hombre discierne el bien del mal, y toma parte por el uno o el otro, y finalmente al coraje que incita nuestras acciones. Este es mi punto de partida; todos nosotros -en mayor o menor medida- somos lucidos, inteligentes y valientes. Y esto es lo que recomiendo para alejar el sentimiento de frustracion, y el odioso estado de pasividad en el que nos hace caer, cuando olvidamos nuestro potencial:

Ante todo lucidez signfica 'ver el mundo en su justa medida'; es gracias a este sentido de la proporcion que el espiritu adquiere serenidad. Sepamos evitar -a pesar de las circunstancias agravantes- los estados de animo que deforman la realidad, el estress, el miedo, la angustia, la histeria etc.

La inteligencia por su parte, no es un almacenamiento de datos en la memoria con el fin de ejecutar tareas de forma automatica, sino mas bien el tratamiento de la informacion a la que estamos expuestos, siendo entre los procesos implicados, el discernimiento y la desicion los mas importantes. Esforcemonos -a pesar del frivolidad y la sumision de nuestras sociedades- a discernir y a decidir por nosotros mismos. Confiemos un poco mas en nuestras intuiciones, en nuestros instintos; no toda la informacion viene de afuera, la gran parte proviene de nuestro interior, de nuestro espiritu. Escuchemos nuestras voces interiores.

Una ves que hemos entendido la situacion, que hemos pensado y decidido lo que a nuestro parecer es correcto, irremediablemente nuestras desiciones se materializan en acciones concretas. Sin embargo 'Por cada mil partidarios de la virtud existe un solo virtuoso' escribio Henry David Thoreau en su Desobediencia civil, lo que indica, que incluso en los peores momentos, no toda desicion busca realizarse adecuadamente. Me refiero a la adecuacion entre la teoria y la practica.

Para algunas personas ya es suficiente satisfaccion con adherir a alguna idea, con declararse partidarios de algun principio sin jamas secundar sus convicciones con hechos concretos; en ciertos casos es inevitable como cuando creemos en la infinitud del universo por ejemplo, pero inaceptable cuando se trata de situaciones donde la participacion individual y social puede generar grandes diferencias. En otras palabras, cuando sabemos de alguien que condena abiertamente la violencia intrafamiliar y que al mismo tiempo maltrata a su esposa, nos parece evidente que hay algo inaceptable en su conducta, no obstante, alguien en desacuerdo con la pena de muerte y a favor del aborto, que nunca haya hecho ni piense hacer nada al respecto, no nos despierta ninguna sospecha. Por qué? si la actitud de esta persona no sirve absolutamente de nada a las causas que defiende. Gracias a ella la pena de muerte sigue matando y la prohibicion del aborto sigue restringiendo las libertades de la mujer. Por esta razon, por inutil, ésta actitud es tan reprochable como la del primer ejemplo, en ambas no existe la adecuacion entre ideal y acto responsable que podemos encontrar en personas valientes. El valor, amigos mios, el valor hace que nuestros actos estén a la altura de nuestros ideales. Valor, en el sentido corriente de valentia, pero tambien y sobre todo en el de estima; un hombre valeroso es aquel que sabe considerar y apreciar a su justa medida el mundo que lo rodea. Sepamos valorarnos entonces, humilde pero debidamente -a pesar del desordenado apetito de extravagancias de la sociedad de consumo en la que vivimos-

En resumen, no perdamos la lucidez, cultivemos la inteligencia y la valentia. Esto nos ayudara saber que hacer cuando todo parezca perdido, y a alejar definitivamente de nuestros espiritus la frustracion y la pasividad. Este es mi punto de partida; todos nosotros -los seres humanos- somos lucidos, inteligentes y valientes.